CAMBIO DE HÁBITOS POR ESTRÉS
Conocer si se padece estrés es posible por medio de la conducta de la persona. La conducta alterada por el estrés puede conllevar una repercusión negativa en la salud, la perspectiva psicológica, las relaciones personales y la vida laboral.
La persona sometida a estrés crónico puede experimentar cambios progresivos de conducta que tienden a perdurar en el tiempo.
Los principales cambios de hábitos se detallan a continuación:
Los cambios se pueden producir en los hábitos sociales, de manera que aparece la carencia de deseo para relacionarse socialmente, ya sea por un exceso de preocupaciones, sensación de cansancio o falta de tiempo. Se tiende a evitar los encuentros sociales o se participa en ellos con actitud poco sociable. Alguien estresado tiende a hablar en exclusiva de sus problemas y se muestra ajeno a otras conversaciones. La sensación de no estar socialmente adaptado repercute de un modo negativo en su autoestima y además el resto tienden a alejarse de la persona condiciendo al aislamiento social. Las relaciones sólidas actúan como factor mitigador del estrés, pero el estrés en si no es propicio para tal fin. en ocasiones se requiere tiempo para reflexionar en soledad sobre los problemas y buscar soluciones para afrontar una época difícil. Reservarse tiempo para uno mismo también es importante. No siempre ocurre así, ya que algunas personas estresadas tienden a convertirse en activos sociales dando prioridad a las relaciones para no tomarse ni un respiro. Este tipo de conducta suele asociarse al consumo de alcohol, tabaco y drogas.
Cuando el estrés se hace crónico, las rutinas cotidianas pierden importancia, así se pierde el interés por la higiene personal y doméstica. La persona estresada va más desaliñada, con presdas sucias, ignora problemas leves de salud y abandona alguna tarea de limpieza del hogar. En ocasiones se debe a la falta de tiempo para otras situaciones que no sean aquellas que producen estrés.
Los cambios en los hábitos alimenticios pueden ser también un cambio de hábitos por estrés, de manera que las alteraciones en el apetito pueden estar producidas por estrés. Es frecuente el deseo de comer más, sobretodo alimentos calóricos como galletas, chocolate etc, o por el contrario, la pérdida de apetito hasta el punto de darse náuseas solo por el hecho de pensar en comida. En general las comidas apetecibles producen un sentimiento de culpa y miedo a la obesidad y el defecto de alimentación genera pérdida de peso que puede llegar a ser peligrosa.
Rosa Cárdaba.
Conocer si se padece estrés es posible por medio de la conducta de la persona. La conducta alterada por el estrés puede conllevar una repercusión negativa en la salud, la perspectiva psicológica, las relaciones personales y la vida laboral.
La persona sometida a estrés crónico puede experimentar cambios progresivos de conducta que tienden a perdurar en el tiempo.
Los principales cambios de hábitos se detallan a continuación:
Los cambios se pueden producir en los hábitos sociales, de manera que aparece la carencia de deseo para relacionarse socialmente, ya sea por un exceso de preocupaciones, sensación de cansancio o falta de tiempo. Se tiende a evitar los encuentros sociales o se participa en ellos con actitud poco sociable. Alguien estresado tiende a hablar en exclusiva de sus problemas y se muestra ajeno a otras conversaciones. La sensación de no estar socialmente adaptado repercute de un modo negativo en su autoestima y además el resto tienden a alejarse de la persona condiciendo al aislamiento social. Las relaciones sólidas actúan como factor mitigador del estrés, pero el estrés en si no es propicio para tal fin. en ocasiones se requiere tiempo para reflexionar en soledad sobre los problemas y buscar soluciones para afrontar una época difícil. Reservarse tiempo para uno mismo también es importante. No siempre ocurre así, ya que algunas personas estresadas tienden a convertirse en activos sociales dando prioridad a las relaciones para no tomarse ni un respiro. Este tipo de conducta suele asociarse al consumo de alcohol, tabaco y drogas.
Cuando el estrés se hace crónico, las rutinas cotidianas pierden importancia, así se pierde el interés por la higiene personal y doméstica. La persona estresada va más desaliñada, con presdas sucias, ignora problemas leves de salud y abandona alguna tarea de limpieza del hogar. En ocasiones se debe a la falta de tiempo para otras situaciones que no sean aquellas que producen estrés.
Los cambios en los hábitos alimenticios pueden ser también un cambio de hábitos por estrés, de manera que las alteraciones en el apetito pueden estar producidas por estrés. Es frecuente el deseo de comer más, sobretodo alimentos calóricos como galletas, chocolate etc, o por el contrario, la pérdida de apetito hasta el punto de darse náuseas solo por el hecho de pensar en comida. En general las comidas apetecibles producen un sentimiento de culpa y miedo a la obesidad y el defecto de alimentación genera pérdida de peso que puede llegar a ser peligrosa.
Rosa Cárdaba.
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